martes, 17 de marzo de 2009

Nueva York, Jueves 30 de Mayo de 1933.



Pie de foto: Dibujo que hice de los extraños fósiles teóricamente encontrados por la Expedición Miskatonic en la antártida que Lake bautizó como "Los Antiguos" (algunos los llaman Primordiales), basados en las descripciones aparecidas en los medios. Que me aspen si no parece un garabato de mis sobrinas.


Llevo unos días totalmente metida en el asunto de recopilar información acerca de la Expedición que la universidad de Miskatonic envió a la Antártida en 1930 y tras cuyos pasos parece haberse proyectado la Starkweather-Moore en la que he presentado mi candidatura. No es que se trate de vox populi, pero lo cierto es que no me ha sido difícil recabar una ingente cantidad de artículos fragmentarios en las que se detallan las vicisitudes de esta fallida expedición. Imagino que en su momento hubo de tener al país pegado a la radio, pero yo ya me encontraba en China y nadie me informó de nada. Bastante tenía yo, por cierto, con los que me encontré en tierras de aquel gigante asiático como para haberme conmovido con las batallitas de un grupo de científicos en mitad de la nada, por muy trascendental que pareciese su gesta.
Lo cierto es que recibo todas estas noticias con el asombro de quien nada sabe y me he quedado un poco de piedra. Parece ser que la universidad envió a un equipo de científicos expedicionarios al polo sur con el ánimo de sondear las capas más profundas gracias a un prototipo de perforadora diseñado por un ingeniero de dicha universidad, el profesor Peabody, con la expectativa de buscar fósiles prehistóricos, probablemente nunca estudiados. Componía el equipo una veintena de científicos entre los que destacaban el propio Peabody; el jefe de geólogos, el profesor Dyer y el biólogo Lake, además de toda suerte de profesionales de las más diversas áreas de conocimiento. Sus informes, retransmitidos a la humanidad desde el Arkam Advertiser, navío en el que llegaron al continente helado, fueron recibidos en Kingsport Head, Massachussets y de ahí, puestos en conocimiento de toda América.
Llegaron a costas antárticas próximos a año nuevo y establecerían varios campamentos, donde el uso de la perforadora del profesor Peabody permitió hallazgos sorprendentes de fósiles jamás estudiados hasta la fecha, lo que animó a posteriores y más peligrosas incursiones al interior helado.

El profesor Lake consiguió establecer el campamento más avanzado a los pies de una cadena montañosa desconocida (uno de las muchas y sorprendentes revelaciones de esta expedición y hallazgo al parecer de enorme trascendencia) y que parece ser, alojaba los picos más elevados conocidos hasta la fecha. En aquel lugar, el equipo de Lake destapará una gruta gracias a la eficaz perforadora que parece ser era como la Cueva de Aladino de la Ciencia Geológica –yo de geología se más bien poco, así que sólo puedo sospechar la magnitud de lo encontrado– Por el entusiasmo puesto en las descripciones en aquella cueva había una cantidad increíble de fósiles de edades antiquísimas nunca catalogados por la geología o la botánica que entusiasmaron a todos los miembros del equipo y cuyo estudio detallado se sospechaba podría dar la vuelta a todas las teorías establecidas hasta ahora en ese campo.
Junto a tales fósiles, el equipo liderado por el profesor Lake encontró también unos grandes especimenes realmente curiosos, aseguraban que tenian… ¿forma de barril? y ser de una naturaleza desconocida. Nunca llegaron a ponerse de acuerdo en si resultaban ser animales o plantas y Lake acabó bautizándolos, no sin cierta broma: Los Antiguos.

Estos “Antiguos” son realmente curiosos pues el informe de autopsia que filtraron al mundo hablaba no solo de una apariencia más cercana a las extrañas e inverosímiles formas de criaturas protozóicas, con un gran cuerpo central en forma de barril y especie de tentáculos membranosos o una cabeza en forma de estrella de cinco puntas y que en conjunto, me resultan de lo más ridículo, para qué esconderlo. He tratado de dibujar uno siguiendo las descripciones y tienen más parecido con los desproporcionados garabatos que pintan mis sobrinas que con nada que pueda asemejarse a un animal (o incluso planta) que pueda encontrarse por ahí.
Con todo ninguno de esos especimenes llegaría nunca a suelo americano. La expedición sufriría poco después un grave accidente. El Campamento de la Barrera Beardmore, donde se hallaba parte del equipo científico, alertados por las fuertes ventiscas y el temporal extremo deja de recibir noticias del Campamento levantado por el profesor Lake y decide enviarse una expedición de rescate liderada por el profesor Dyer que se encuentran con lo peor. El campamento ha sido arrasado por los fuertes vientos y no hay supervivientes. Todos han muerto salvo un desaparecido, cuya búsqueda es infructuosa. Imposibilitados para la repatriación de los cadáveres, el profesor Dyer decide regresar a América el 28 de enero de 1931. Fin de la historia y trñagico destino el de aquella investigación.

Parte del objetivo de esta nueva expedición será precisamente ese: Regresar al lugar de la tragedia, rescatar los cuerpos y enviarlos a sus familias, confirmar los hallazgos del profesor Lake y poner los cimientos para completar los, al parecer sorprendentes (e insólitos), descubrimientos hechos por ellos. El Profesor de la universidad de Miskatonic, William Moore, amigo personal del fallecido profesor Lake, será uno de los jefes científicos de la expedición. El otro es un mediático ex-militar con fama de aventurero llamado James Starkweather, del que no sé mucho más, y que imagino aportará no sólo parte de su fortuna, sino el componente publicitario al que todos los medios nos hemos rendido sin remedio.

Quiero impresionar a esta gente y andaba en desventaja desconociendo estos hechos que de seguro serán del dominio de mis colegas competidores por el puesto. Después de este trabajo debo adelantarme a ellos buscando un poco de información extra. Voy a utilizar los contactos de Lorrie y a chicos del Herald para ver si puedo localizar a alguno de los supervivientes y ponerme aún más al día.

Bueno, siempre me he considerado emprendedora y la golosina de viajar al Polo Sur (y poder ser la primera mujer en pisarlo, que ahí es nada) se acompaña ahora con una de esas historias que hacen las delicias de toda curiosidad periodística que se precie. No me extraña que el puesto esté solicitadísimo. No sólo acompañaré a una panda de ratones de biblioteca a pasar frío extremo al otro lado del mundo, sino que al menos sé que allí me espera una misteriosa historia, que si bien no es que me conmueva las vísceras (la geología nunca fue mi fuerte) sí es cierto que llama poderosamente a ese lado incorregiblemente morboso que debe tener todo periodista. Este asunto empieza a tener cierto aire de misterio que me engancha…
Hoy creo que llamaré a Lorrie a ver si consigo que me saque de esta silla y tanta montaña de papel. Unas copas y algo de música me irá bien; además necesito que me eche una mano con todo esto. Mañana me espera más de lo mismo y probablemente no sea mala idea ir pensando en hacerle una visita a los ratones de Miskatonic. Moore es profesor de Miskatonik y temo que en la vieja facultad voy a tener que rebuscar a fondo. Dyer y Peabody siguen siendo profesores allí y me gustaría entrevistarles personalmente ya que son testigos directos del asunto al haber participado en la defenestrada expedición del 31. Allí también deben de estar los informes completos de la expedición, que no estaría mal revisar y contrastar con lo aparecido en prensa. Espero poder conseguir premisos para echarles un vistazo aunque creo que eso será más complicado.
Por el momento, voy a dejar el asunto. Llevo días sin ver el sol. Ojalá Lorraine no haya hecho planes para hoy.

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