miércoles, 21 de enero de 2009

Nueva York. Lunes 20 de Mayo de 1933.


Pie de foto:
1927
Foto con Kevin aún convaleciente del disparo en el brazo, se le nota en la cara. Es curioso, aquella bala que casi le mata me diera la oportunidad de coger por primera vez una cámara. Kevin nunca me lo recriminaría. Esta foto es muy especial para ambos.


Lunes 20 de Mayo de 1933.

Sigo aquí, aunque ahora sé que éste será el último día postrada en esta cama. El doctor dice que estoy prácticamente curada y que ha desaparecido todo riesgo de contagio, así que es probablemente un hecho que en el día de hoy o mañana regrese a casa. Esa noticia me llena de emoción... ya estaba desesperada por salir de aquí y volver a la ciudad, aunque al menos desde ayer tengo con qué entretenerme. Las enfermeras me miran extrañadas, dicen que ni en cama puedo estar quieta. Lo cierto es que añoraba el contacto con la gente y el poder desplazarme algo más que de la cama al baño. Al fin hoy he podido dar un paseo por la planta e incluso bajar al jardín.

Kevin ha venido a verme y se ha llevado la sorpresa. Ya se había hecho al ánimo de tener que hablar conmigo a través de la mampara, como de costumbre y se ha encontrado con una distendida charla y un cálido paseo. Hoy ha hecho un día luminoso, de esos en los que apetece poder disfrutar de la luminosidad del sol.
Kevin dice que me encuentra extraña y debe ser por el pelo, él no me conocía con esta longitud, pero ya le he avisado que tengo cita para volver a cortármelo. Me cuenta que ha estado coleccionando todas mis crónicas del Chaco y me remite el número de hoy del Herald, donde sale la última crónica, que se retrasó por la toma de los telégrafos en la frontera. La vida no le trata mal. Se ha mudado a Queens. Tiene alquilado un pequeño apartamento pero al menos ya no lo comparte con nadie. Sigue en el Daily Star, cosa que me alegra saber, pensando con malicia, Kevin suele proveerme de buenos cotilleos... de hecho estuvimos un buen rato hablando de eso. Me ha puesto al día de estos tres años y dice que tiene que enseñarme cómo ha crecido en este tiempo su colección de autógrafos. Tampoco él sabe nada de Warren... estoy empezando a preocuparme ¿Estará bien?
En fin, hemos pasado un buen rato y me ha traído una copia de una de esas fotos nuestras entrañables que fijaré en esta página.
James llegaba casi al punto de despedirnos y se ha alegrado mucho de la noticias que me ha dado el doctor, pero no ha podido quedarse mucho rato en esta ocasión, así que he pasado la tarde sola, entretenida con el número del Herald que me ha traído Kevin. La editorial ha añadido una nota alabando mi trabajo y deseándome una pronta recuperación, me ha emocionado, debo confesarlo.

No obstante, ha sido precisamente una noticia del Herald que nada tiene que ver con mis crónicas o mi salud lo que me ha llamado la atención. Al parecer, la universidad de Miskatonic, a través de uno de sus profesores, el Doctor Moore y un famoso explorador y aventurero, Mr. Arthur Starkweather han decidido regresar a la Antártica en busca de los restos de la famosa expedición liderada por el profesor Dyer años atrás. Al parecer, no solo tratarán de recuperar el material perdido en aquella expedición sino que buscarán llegar más allá y completar la investigación interrumpida, quiero recordar por un desgraciado accidente.
La verdad es que suena bien, a pesar de que se tratará de un aburrido viaje rodeada de eminentes geólogos y otras ratas de biblioteca de la universidad. Aún así, sería interesante. Necesito cierto descanso. Estos tres años en el frente (parezco un veterano) me piden algo más tranquilo y no sé si esta expedición puede cumplir esa función. Más tranquila que Yun’an seguro, y no conozco la Antártida…

Debo estar loca, apenas hace una semana que he regresado y ya estoy pensando cómo largarme de nuevo de este país…
Están buscando completar los miembros de la expedición que partirá, según parece a final del verano. Entre ellos hay una plaza para un periodista, puede ser una buena oportunidad para hacer algo distinto e interesante. Es cierto que la geología no me interesa demasiado, pero la idea de cubrir esta expedición a la Antártida resulta lo bastante desafiante como para no intentarlo.
Definitivamente estoy loca, las fiebres han debido afectarme más de lo que imaginaba. En el fondo sólo quiero ver a mis sobrinas, gastar parte de mi sueldo en reciclar mi fondo de armario con Lorrie y saber qué demonios pasa con Warren. Llevo tres años fuera de esta ciudad, por el amor de Dios... pero, lo cierto es que tampoco me veo cubriendo la feria interestatal de ganado o el torneo de críquet anual. Uffff, creo que voy a dormir un poco. Seguro que mañana veré las cosas con otra claridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario